lunes, septiembre 10, 2007

LA COJUDEZ INMARCESIBLE

Mirando atentamente, una, dos y hasta tres veces; después de recordar a Marco Aurelio Denegri y su idea de la cojudogenia, enfermedad que sufrimos los peruanos, se me vinieron algunas reflexiones. Haré, aquí, a vuelo de pájaro, algunas disecciones sobre las últimas cojudeces que se presentaron en nuestro devenir nacional:

Pisco 7.9.: Que tal concha, comenzaré. A Rafaelito no se le murió nadie en el terremoto, entonces, puede tomarse la prerrogativa de hacer con el sufrimiento de los demás lo que se le venga en gana. Como a él no se le destruyó su casita, entonces, puede agradecer la ayuda brindada, la de los “buena gente” de sus amigos extranjeros, brindando con pisco peruano. Y como la ayuda fue para el Sur, y ahí se produce el buen pisco nuestro, entonces, no tuvo mejor idea que bautizarla con los grados con los que fueron devastadas las ciudades. Brinda el siútico, en agradecimiento por ayudar a revivir su chacra, como si este país fuera una de sus haciendas. Criollazo, el concha; y claro, para el hombre que habla del amor al prójimo, un carajo el sufrimiento de la gente.


Laura Bozzo: A esta señorona con pinta de pituca mal educada, no se le ocurrió mejor idea que llevar ayuda a los damnificados del Sur, y de paso llevó, también, sus propios damnificados. Experta en lo mediático como es (consciente de que los que sufrieron el daño no están para teatros falsos) para darle mayor dramatismo a su ayuda, para subir, a como de lugar, su desastrosa imagen llevó sus actores (des)profesionales. Patética imagen de un país que lo puede soportar todo, pero que ya quiere dejar de soportar personas como Laura Bozzo. Que siga trabajando en el extranjero, que trabaje con personajes del extranjero, y que se quede por allá: ¡por favor!


Alan García: “Los que tienen miedo que se vayan” les espetó en la cara nuestro presidente, dando cuenta al Perú entero que le faltaba su ración de litio, a rescatistas voluntarios de España que habían venido a prestarnos ayuda. Con el gamonalismo que no lo deja, despreció y trató mal a personas cuyo único objetivo era ayudar sin esperar nada a cambio. Y todo esto porque los españoles pidieron protección, ya que habían sufrido la agresión de algunos bándalos que saqueaban la ciudad. Que falta de prosapia, presidente.

SUTEP: Retrocedamos al momento en que nuestros maestros peruanos fueron evaluados en sus capacidades de enseñanza. Les tomaron su examen, sencillísimo, como después se supo, y los malos profesores (no todos son malos, soy testigo fidedigno: vengo de una familia de profesores que han ayudado a cultivarse a varias generaciones, y cada saludo, y cada agradecimiento que sus alumnos, ya formados, les brindan, acrecientan mi alicaído orgullo) no tuvieron mejor idea que salir a las calles a protestar en un castellano procaz y patético, en vez de ponerse a estudiar. Lean, para decirlo con mayor intensidad, lean carajo. Y a ver si, por fin, se dedican a lo suyo: a enseñar, a educar.


Fujimori: ¡Silencio!

2 comentarios:

JARANOVICH dijo...

Te falto una mi buen amigo Wolfie:
La de Carlos Rafo y la dizque globalización del fujimorismo.
Menos mal que el otrora peruano ya está tras las rejas.

Saludos,

Anónimo dijo...

Salute , buenos reseña , pero hazlo más radical , más directo , sin minorizar las cosas , como esto por ejemplo . Que Rafaelito no se le murió un familiar , que se le cayó su casita .
Directo , el tal Rafael es imbécil por naturaleza , que no se le ha ocurrido una manera de llamar la atención al bódrio del congreso y a sus idiotas congéneres burguéses, aprovechándose del pueblo de Pisco con tal de ser el Showman.