martes, julio 17, 2007

PESTAÑEAR

“No se puede pestañear”, “en este mundo lo que no debes es pestañear en ningún momento”, “eso te pasa por darte el gusto de pestañear”; frases que vengo escuchando de forma frecuente últimamente. Se podría leer, que no puedes perder el tiempo, que no puedes darte el lujo de perder el tiempo, que no puedes darte el lujo de cerrar los ojos ni por un rato; entonces, se podría leer, también, que no puedes mirar hacia dentro, mirarte...
Y todo esto con el fin del éxito, esa marca que algunos han registrado como sinónimo de felicidad: no mirarte, no mirarnos ¿equivale a tener éxito?; ¿equivale a ser feliz? Veamos: ¿el famosísimo y multimillonario Bill Gates no se dio el lujo, alguna vez, de cerrar los ojos y soñar?, ¿no pestañeó en ningún momento para imaginar lo que iba a convertirse en una nueva era?, ¿no cerró los ojos imaginando su proyecto para, después de haberlo vislumbrado, llevarlo a cabo? Él varias veces, en contra de su posición de adalid del éxito, ha reconocido que muchas veces…
También se podría leer como apurarse, como ir rápido antes de que alguien vaya más rápido que tú. Napoleón, el último gran conquistador, repetía constantemente: “hagan las cosas despacio cuando estén apurados”; se podría leer, aquí estoy haciendo una lectura personal, miren antes de hacer las cosas, miren…
El acto de pestañear puede ser también un acto de reflexión, cierras los ojos para mirar, mirar hacia dentro, para mirar el mundo hacia dentro. En un mundo donde la gente no quiere mirar, especialmente al prójimo, al otro, se debería pestañear largo y seguido.
Muchas veces, hace falta cerrar los ojos para poder ver…

1 comentario:

Felicia dijo...

"Creo que sé mirar, si es que algo sé, y que todo mirar resuma falsedad, por que es lo que nos arroja más fuera de nosotros mismos...De todas maneras, si de antemano se prevé la probable falsedad, mirar se vuelve posible; basta quizá elegir bien entre el mirar y lo mirado, desnudar las cosas de tanta ropa ajena. Y, claro, todo esto es más bien difícil"
(Cortázar)